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Ernesto Rodríguez/El Diario Este padecimiento puede generar conflictos intrafamiliares |
Con un tono que refleja ya un poco de exasperación, “Violeta” le dice a su hijo Emiliano: “¡Fíjate! ¿Qué no estás viendo?” El niño de nueve años vuelve a bajar la vista a su cuaderno y presta atención pero su cerebro procesa lo que ve de manera diferente a como lo perciben los demás. Entonces el menor, con la mirada gacha, responde: “Es que no puedo. No sé…”
“Violeta”, de 36 años, tuvo que llevar a su hijo con médicos y terapeutas para descubrir el problema que en la escuela no pudieron detectar: padece dislexia, una dificultad de su cerebro para distinguir las letras y los números en el proceso de lectoescritura, de acuerdo con la psicóloga Yudith Terrazas.
Emiliano, de piel morena y cabello negro y rizado, acude a un centro de orientación desde hace dos años. A diferencia del resto de sus compañeros de escuela, a la hora de escribir en clase lo hace frente a un espejo, ya que confunde las letras b por d y p por q, además de que cambia el orden de las oraciones.
Con el espejo enfrente, los médicos pudieron conseguir que su cerebro procesara la información de forma correcta.
La terapeuta Terrazas dijo que la dislexia no se liga para nada con la capacidad cognitiva o intelectual, ya que incluso hay niños que la padecen y tienen un alto coeficiente intelectual.
(leer más: http://diario.mx/Local/2013-10-22_c7b0a3ff/dislexia-lo-peor-reganar-al-menor-que-la-padece/)
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